Dime... ¿Acaso tienes tu también una reflexión poético-filosófica sobre limones, mazapanes o tortas enchiladas con carne?, ¿Por casualidad sabes o presientes las razones dichosas de las lechugas en su pleno frescor?, ¿Te inquieta e intriga la exacta metáfisica matemática del fractal en la coliflor?
Siendo así, cuéntame y la sumamos a las mias, por leerlas, por divertirnos, por entender tanta cosa extraña y maravillosa que ocurre en el universo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Dulce Olvido o Nostalgia en Salsa Chantlilly




De la memoria se ha dicho, entre otras cosas, que con seguridad es allí donde habita nuestro verdadero ser eterno, porque si uno lo analiza, el instante que vivimos pasa inmediatamente de la acción al pensamiento y experiencia y allí, ya solo puede ser memoria en tanto ha pasado. También, que hay extremos de ella; solo basta recordar a Funes el Memorioso para uno horrorizarse de lo que en principio pudiera ser calificado como virtud: recordar todo. No dejar pasar ni un solo momento de vida sin conservarlo en el recuerdo y por ello, revivido en el instante presente aunque lo muy bueno de la vida, también lo muy malo siempre, por siempre. No obstante, hay un remedio que pudiera ser considerado llanamente como veneno, pero de cierta forma también, como la maravillosa posibilidad de recoger esto si y esto no de la vida para conservar en baúl de los recuerdos; El Olvido, como aquello que de ese mismo baúl, pasado un tiempo se puede sacar, no cargar más innecesariamente, dejar para el reciclaje cósmico de la experiencia, que aunque no sé con certeza como funciona, asevero, existe en algún lugar y momento.


Hay clases de olvidos y la nostalgia no es más que la base de un buen dulce de lo que no se recuerda con certeza, pero sí con amor. Habrán otros olvidos, como los fundamentalmente necesarios para seguir viviendo, aquellos que ocurren sobre imágenes robadas para sí por la inconsciencia; formas siniestras o ingenuas de protestar el disgusto; en general el olvido total es el antídoto para algunos venenos mortales anidados en el corazón. Este olvido del que te hablo es, sin embargo, un dulce veneno y antídoto no mortal que predispone el cuerpo, economiza espacio en la mente y te da la señal de haber trasformado cualquier cosa del pasado en un buen futuro. Hablo de un olvido luminoso, dulce y esponjoso, peligroso en caso de no estar bien preparado y glorioso en su detalle más profundo. De sabor extrañamente cotidiano y ajeno a la vez.

Para la preparación de este postre que se sirve generalmente después de degustar platos excesivamente fuertes, la extrema cautela y curia son necesarias, ya que demasiado olvido puede tornarse mortal y muy poco de él, puede agriar cualquier preparación culinaria al futuro. Para saber qué tanto, es necesario adquirir una balanza. Para que el olvido sea nostálgico, a un lado se pone que tan bueno fue aquello y al otro que tan malo. No deberás mostrar demasiados escrúpulos con las cosas que no han sido tan bondadosas y desecharlas todas, ya que lo que hizo en algún momento alguien infeliz a lo mejor es precisamente eso que más dicha ahora trae. Mide con honestidad los granitos de rencor junto con las chispas de felicidad y, si no eres capaz, no le puedes partir por ser duro pan, llama a un amigo cocinero tuyo para que te ayude con esta parte de la receta, lo otro podrás hacerlo en la solitaria compañía de dos de ti contigo mismo.

Una vez obtenida la cantidad exacta de nostalgia por algo, que es la justa medida de cuanto tu corazón se puede ensanchar para cargar en el mismo espacio dolores y dichas del pasado, bébetela de un sorbo si la sed es insoportable y de a poquitos para cada día de tu vida que creas necesitar esta pócima cuando tu intensidad es como un goteo. Bajo sus efectos mirarás entonces como un chiquillo la luna que esta noche es nueva y vieja, que camina la tierra en oscura soledad desde un tiempo al que no le sabemos proporción y que escucha al lobo y al loco por igual. Te hablará de las miles de veces que ha ido y venido por un camino que nunca le llevará a la tierra, aún así, alumbrando intensamente cuando la noche es llena a pesar de que su luz es robada.

La crema Chantlilly una vez preparada, con leche batida y azúcar a punto de nieve y unas gotitas de vainilla, la dejarás olvidada en un rincón de la cocina, para que tu olvido sepa, Veneno, que también se apropia de eso tan maravilloso, de un pedazo de tu vida amargo, fuerte, pero absolutamente necesario que hace a tu nostalgia saber como agua divina corriendo entre los dedos.

4 comentarios:

  1. Pero el olvido es solo mental o es también físico, yo me he olvidado de tantas cosas físicamente hablando, olfatos, sonidos, gustos...

    Lo importante igualmente es olvidar y empezar de cero siempre que se pueda!

    jlg

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  2. lovely blog girl!
    /isabella

    isabellathordsen.blogspot.com

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  3. "No dejar pasar ni un solo momento de vida sin conservarlo en el recuerdo y por ello"
    Nostalgia della Chantlily!!!!!!!!
    Molto dolce... ^ ^
    ti aspetto nel mio blog
    un abbraccio

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  4. Je vais essayer tes recettes,ça a l'air très bon

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