Dime... ¿Acaso tienes tu también una reflexión poético-filosófica sobre limones, mazapanes o tortas enchiladas con carne?, ¿Por casualidad sabes o presientes las razones dichosas de las lechugas en su pleno frescor?, ¿Te inquieta e intriga la exacta metáfisica matemática del fractal en la coliflor?
Siendo así, cuéntame y la sumamos a las mias, por leerlas, por divertirnos, por entender tanta cosa extraña y maravillosa que ocurre en el universo.

martes, 1 de septiembre de 2009

Días Laborales



Texto presentado en cuanto a digresión en pesos y medidas.



El modelo enunciado a continuación explica el tipo de operaciones cognoscitivas que están al alcance de la mente del empleado común y levanta un velo de sospecha sobre las fiestas de oficina o de fábrica, según sea el caso, a las que primorosamente son invitados los miembros de la familia organizacional. Dicho modelo no deberá ser usado para otro fin que no sea meramente informativo. Graves consecuencias por uso indiscriminado de este conocimiento podrían ser imputadas a los empleadores por algún tribunal ético mundial, en caso de que existiera.

El modelo reza que se conoce una tendencia a comparar los esfuerzos realizados en el lugar de trabajo, llámese oficina, fábrica o taller, donde se suele encontrar el empleado común, con los resultados (recompensas), que son, en términos generales; monetarias; el salario y, afectivas; el giño que hace el jefe a sus subordinados y la palmadita en la espalda.

Al surgir la comparación el empleado que se considere excesivamente recompensado, tratará de subsanar ese exceso con conductas como trabajar con mas intensidad, llegar mas temprano a la oficina, hablar bien de sus superiores, acosar a otros dependientes para seguir su ejemplo, etc. Por otra parte, aquellos empleados que desarrollen sentimientos de desigualdad, se encontrarán ante una situación de estrés y resentimiento que intentarán eliminar de muy diversas formas: Reduciendo el esfuerzo al transportar archivos de un departamento a otro (típico del empleado que siempre pide que lo ayuden); solicitando mayor pago justificando la llegada de un nuevo miembro a su familia; ausentándose por muerte de familiares o amigos e impuntualidades por accidentes de tráfico y otros varios.

El empleado común al hacer sus propias estimaciones para ajustar la equidad de su trabajo con la recompensa recibida considera su salario, considera la aprobación recibida por sus jefes y las alabanzas al buen desempeño que recibió hace algunos meses cuando hicieron rediseño operativo, uno que otro incentivo colectivo y esporádico y, finalmente, considera ya de manera íntima y descarada, que nada es tan justo ni considerado como que por cada día laboral lo mas lógico sea recibir igualmente un día de descanso.

Pero el empleado común entiende, sabe, conoce, que la sociedad necesita la plusvalía para que el consumismo hijo del capitalismo funcione, pues, -¿Qué sería de él mismo sin una casa mas grande con que soñar, una acción de club que conseguir, una carro nuevo para cambiar por el viejo?-. Y dependiendo del estrato social aquello que el empleado común desea son unas vacaciones cerca del mar, poder pagar la cuota del seguro medico, la cuota de la hipoteca, la cuota del televisor nuevo de pantalla plana que Manuelita estaba loca por comprar desde hace unos meses, y tantos otros caprichos que hacen que la vida moderna sea eso, la vida moderna, se dice el empelado común en ondas cavilaciones filosóficas mientras realiza sus cálculos aproximados de equidad.

Partiendo del supuesto que la equidad debe tener una proporción de 1:1, por cada día de trabajo debería haber un día de descanso, opina en silencio el empelado común nostálgicamente. El no quiere ser agalludo y como los decimales no le van bien al común de la población de la que es parte, en vez de tomar 5 ½ días laborales que es lo normal en cualquier lugar del mundo civilizado, toma para hacer sus cuentas, 6 de 7 días de la semana. Piensa, lo más justo es que de esos 6 días, debe trabajar la mitad y descansar la otra mitad: 3 días laborales por 3 días de descanso para lograr equidad.

La experiencia también le ha dicho al empleado común, muchas, muchísimas veces que las personas que han tenido un excelente descanso trabajan el doble de aquellas que llegan a la oficina desfallecidas y amodorradas por falta del adecuado reposo. Ha sido ya estudiado y comprobado, que en condiciones laborales óptimas se duplica la producción. Entonces, piensa él elevando los ojos al cielo para realizar el computo: si los 3 días trabajados equivalen a 6 días efectivamente trabajados, se han descansado 3 y si el septimo día, domingo, se cuenta; tenemos un total de 10 días a la semana. Concluye lógicamente: 6 de trabajar y 4 de descansar.

Pero es claro que estas cuentas tampoco salen, porque lo que sería de todas maneras recomendable para que sea equitativa la situación es tener 5 días de trabajo y 5 días de descanso, para el total de los 10 días de la semana que se acaba de inventar, se dice de nuevo un poco incrédulo ante esta conclusión sospechosa y de cierta manera apremiante.

Pero como es obvio, si tiene finalmente 5 días de trabajo y estos equivalen a 10 días laborando, entonces no le está quedando en su nueva semana equitativa de 10 días ningún día para descansar. El empleado común en este punto quiere gritar, porque se da cuenta y de repente cómo ha sido explotado consecuentemente por sus jefes durante años, y él, como un cordero, caminado al matadero sin rechistar, sin decir nada, obedientemente todos los días al trabajo. Está furioso consigo mismo y con la sociedad. También está furioso con su vecino, aunque no ve la razón y concluye que de la sociedad, él, el vecino, es lo mas cerca que tiene, pero lo mas prudentemente alejado para un odio razonable, caprichoso, como es corriente en la vida moderna, infiere de nuevo.

Se dice, continuando su conversación intima, qué lo justo y lo necesario según estos cálculos, es que descanse 10 días por haber trabajado 10 días de esta semana equitativa. Pero como el trabajo de 10 días equivale a lo que se hace en 20, lo justo es que descanse el resto del mes. Es que mas claro no pude cantar el gallo. Si un mes tiene 30 días y uno trabaja 20, pero esos veinte equivalen a 40 días porque uno ha trabajado en condiciones ideales de descanso que ya se sabe, duplican la producción, como mínimo, como mínimo, para que la igualdad entre trabajo y descanso sea, se debería estar de asueto un mes entero, al menos, al menos. Se susurra mentalmente estas últimas conclusiones ya un poco borracho de números, cálculos ¡Y a estas horas de la noche!, pero dibujando una clara sonrisa en su agotadísimo rostro.

Decide muy firme valiéndose de los últimos alientos de vigilia que le quedan, renunciar a su puesto el día siguiente y dedicarse, aprovechando unos ahorros y una buenas ideas que tiene, a otras cosas que siempre ha querido hacer y que ha dejado para un futuro incierto por falta de tiempo: Jugar mas fútbol con los amigos del colegio que todavía viven en su ciudad, hacer el amor con su esposa en las tardes que es la hora que ella esta mas dispuesta, llevar él mismo los niños a la escuela por la mañana o tal vez enseñarles algunas cosas por su propia cuenta; leer
magazines especializados tomando café con toda la parsimonia mañanera del caso, inclusive, usar el baño sanitario para leer Condorito, en una alevosa e irreverente manera de malgastar el tiempo que por esta dicha no es de oro sino puro placer animal. Jugar con el perro, escribir un libro, aprender navegación, conocer pormenores insospechados de la Vía Láctea y otras banalidades. En fin, se dice esto y aquello otro que hará y se queda finalmente dormido ya tarde.

Sale el sol y se levanta el empleado común sin muchas ganas de ir al trabajo. Se siente cansado, ha tenido una noche de perros le dice a su esposa. No encuentra razones para seguir así, para llevar esa vida. La mujer le quiere, le besa la boca, luego la frente y lo mira con dulzura. El hombre se levanta sin terminar de tomarse el café porque se le está haciendo tarde y ya se va hacia la oficina a cumplir equitativamente con su día de trabajo.

2 comentarios:

  1. Soy tan trabajador como artista (desgraciadamente no se me ha hecho fácil en la vida hacer lo que quiero, pero no por eso lo dejaré de hacer nunca), así que tu texto me vino muy bien como reflexión.
    Para mi del "trabajo" solo saco dinero para vivir, así que me preocupa poco, si quieren que pinte un tren de negro lo haré, o quieren que haya unos papeles puestos de tal manera pues así lo tendrán, básicamente me importa poco, nunca me comí ese cuento del que el "trabajo dignifica" o es "salud", salud es hacer lo que uno quiera hacer, salud es que espiritualmente tengas algo que te impida transitar la locura.

    Me encantó esto: "leer
    magazines especializados tomando café con toda la parsimonia mañanera del caso", cuando estoy de vacaciones hago mas cosas que nunca, me encanta desparramarme con mis gatos, a veces no me gusta viajar solo para estar en casa dibujando a deshoras, componiendo en cualquier lugar, es muy importante la poca presión para hacer arte, no crees?

    Con respecto a los comics, para una artista de tu talla espiritual estoy seguro que no te sera tan difícil entender la mécanica de la historieta, que si, es complicada, el narrar con dibujos no es sencillo, pero si te dejas fluir por las ideas de dibujos yuxtapuestos no deberías tener mayor problema, si anduvieras por acá te invitaba a mis clases de historieta que doy para los talleres de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ya intentare sacar un libro y te lo haré llegar, hahaha

    Un abrazo!

    jlg

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  2. Todo de aucerdo con lo que dices Joe.
    Es muy bonito compartir cosas asi por el simple hecho de poderlas escribir y que alguien las lee.
    Espero tu libro con ansias locas hahaha,,, la verdad he empezado con lo del comic y no he pasado del perro, que es el protagonista, en unas cuantas poses. Me imagino muchas cosas, pero cuendo las voy a poner como tu dices, en secuencia, se me va porque creo que no soy tan biena dibujante para eso. Falta de practica!
    Gracias a ti Joe por toda tu amabilidad.

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