Dime... ¿Acaso tienes tu también una reflexión poético-filosófica sobre limones, mazapanes o tortas enchiladas con carne?, ¿Por casualidad sabes o presientes las razones dichosas de las lechugas en su pleno frescor?, ¿Te inquieta e intriga la exacta metáfisica matemática del fractal en la coliflor?
Siendo así, cuéntame y la sumamos a las mias, por leerlas, por divertirnos, por entender tanta cosa extraña y maravillosa que ocurre en el universo.

martes, 23 de junio de 2009

Kafkiano del Desayuno para la familia latinoamericana promedio.



En los ángulos de la mesa del desayunador de la cocina se esconden tres tigres y una suerte de historias definitivas que no quieren ser contadas por ellos. Los tigres devoran con dolor habitual de tigre el diario de la mañana y los huevos de cinco minutos pasados por agua; les lloran la dureza; sus almas amarillas no se conmueven como antaño y dejan caer esas lágrimas de cocodrilo por los resquicios que la humedad ha obligado en la madera. Un tigre pomposo y de cola deslumbrante escarlata ha decidido ser general y ha reclamado su mitad oeste de la tabla de comer como el lugar correcto para el depósito de sus tropas. Barcos y aviones de papel periódico más unos buenos migajones de pan se han ordenado militarmente como batallón de tierra en marcial acecho y atento escrutinio a la mujer que lava los platos. En ella todo es sospecha, todo es quehacer. El segundo tigre a la hora que marca la lectura económica, convenientemente confuso, ha dejado en el olvido el consultorio amoroso de las últimas líneas del diario. Eran cosas de otros tiempos, días sin tigrizaciones posibles y desayunos de fruta con cereal bajo en grasa. Hoy se ha propuesto llamarse tigre sin más y no ocupar por unos días la parte superior de la mesa. Va en campante huída hacia la esquina del desayunador manchada por el tiempo y la mala costumbre de dejarse ir sin saber hacia dónde. Allí dónde un banano se habrá puesto pecoso sin que nadie le note como el tiempo le tiñe la cara, sin que nadie le note que pronto se echa a perder. El tercero de ellos que es producto de los dos primero y por joven teñido de sin propósito en diseño a rayas, consuma el resto del desayuno devaneando por donde todavía no hay nadie, no hay nada, es decir, bajo algunos platos y en la esquina mas sur.
Han estado tres tigres detenidos en el tiempo en un proceso de tigrización junto a fritos y tortillas, fríjoles en arroz resignados a su mestizaje y temperados con el cilantro, una buena cantidad de jugo de naranja y pan de antier.
Han estado detenidos en el tiempo hasta que finalmente suena una voz de teléfono y dice con menos timbre y mas profunda de esperar al primer, al segundo y tercer tigre esa noche en casa de Juan Tal, Lupita Pascual y Pedrito tal y Pascual. Han sido invitados a la cena.
Los tigres rápidamente destigrizan cualquier tigrización llevada a cabo hasta ese momento. Recobran su carácter habitual de querer decirse cosas unos a otros y se disponen a vestir sus trajes de cotorras con cuerpos mórbidos y alumbrados de plumas. Sufren muchísimas metamorfosis de destigrización mientras se marchan de casa, mientras regresan, mientras llega la hora de lucierniguización, encender la cola amarilla y andar la calle en busca de la cena.

3 comentarios:

  1. me encantó... todo el juego verbal del tigre y los trigales y la destigrización.... y por supuesto la sinapsis olfativa de los bellos olores de la cocina...

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  2. Nada mejor que un felicno con su "aparato de Jacobson" para poder disfrutar de los aromas al cuadrado, estos "tres tristes tigres" saben en que lugar estar.

    Me gusto la imagen: "Allí dónde un banano se habrá puesto pecoso sin que nadie le note como el tiempo le tiñe la cara, sin que nadie le note que pronto se echa a perder"
    Como que uno se acostumbra a verse envejecer.

    SAludos!

    jlg

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  3. Gracias por visitar me i aderir a my blog Claudia.
    Etuve viendo tus trabajos Y som Magicos.
    Te felicito.!
    yasmin

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